Mi Primer Embarazo. El Nacimiento de Robbie

La primera vez que compartí la historia sobre mi embarazo fue cuando Robbie cumplió un año de edad. Robbie nació prematuro a las 33 semanas de gestación. También, desarrollé durante el embarazo una condición llamada Colestasis Intrahepática del Embarazo (ICP, por sus siglas en inglés). Hoy quiero compartir esta historia en mi blog, ya que junio es el Mes de Conciencia de ICP.

3 de Marzo de 2018.

Y pensar que hace un año, a las 6:15 mi mundo se derrumbaba porque tenía miedo de perder a mi bebé…

Tuve miedo de perderlo desde que supimos que él estaba en mi vientre.

Al principio Robert y yo no sabíamos lo que pasaba. Fuimos a tomar una prueba de embarazo que salió positiva, pero después de ser atendidos en la clínica, se pensaba que tenía un embarazo hectópico porque presentaba sangrado. Decidieron tomar muestras de sangre en los días siguientes para ver si la hormona HGC aumentaba, tal como se espera en cualquier embarazo. A unos días del último estudio, nos llama la doctora de la clínica y dice que tenía que ir a urgencias para ver qué pasaba, ya que ocupaba un ultrasonido porque la hormona no aumentaba como normalmente se espera. Ese día mi esposo tenía que ir a trabajar, y sus papás vinieron desde Michigan para estar con nosotros y acompañarme en el hospital.

Después de tanta espera, cuando llegó la hora del ultrasonido, se pudo ver que algo se movía ¡era el corazón de mi bebé! Supimos entonces que Robbie tenía 8 semanas de vida. Y aunque estaba en dónde debía, había algo en mi útero que se pensaba iba a provocar que lo perdiera, un hematoma subcoreónico. Los médicos nos dijeron que no importaba lo que hiciera o dejara de hacer, que no iba a ser mi culpa si lo perdía… que no había más que esperar.
Al salir en la madrugada por esos pasillos largos del hospital, mi suegra Julie iba leyendo los documentos de la alta, y me dice que si me habían dicho que su corazón latía 176 latidos por minuto. ¡Fue ahí cuando me di cuenta que ya lo amaba y me puse a llorar! ¡No quería perder a mi bebé!

Esa noche Robert y yo lloramos abrazados en la cama, con nuestras manos en mi vientre hasta que nos quedamos dormidos.

Los días pasaban, y con un gran dolor en mi corazón le decía a mi bebé que entendía si no se quedaba con nosotros, que papá y mamá lo amaban. Pero que si quería quedarse, que se agarrara fuerte, muy fuerte, para que pudiera seguir creciendo en mi vientre.

Pasamos varios sustos, y cuatro semanas después, a las 12 semanas de gestación, fuimos a un centro médico para otro ultrasonido. Ahí vieron que el hematoma subcoreónico estaba más pequeño, lo que significaba que se estaba disolviendo. También, ¡vimos que nuestro bebé estaba creciendo perfectamente!

Las siguientes semanas pasaron tranquilamente. Veíamos crecer mi panza. ¡Al fin decidimos dar la noticia!

A inicios de diciembre, un día comencé a sentir mucha comezón en muchas partes de mi cuerpo. Esa noche batallé para quedarme dormida porque solo quería rascarme y rascarme. Pensamos que era el cambio de clima, piel reseca, etc. A la mañana siguiente tenía cita con mi ginecóloga obstetra. Ya por terminar la cita, le comenté a mi doctora lo que curiosamente me había pasado, y le dije que esa mañana hasta había disfrutado rascarme la cara con las piedritas del exfoliador facial. Ella me preguntó si tenía comezón en las plantas de los pies, o las palmas de las manos. Le dije que no. Tomó su laptop, y ordenó unos estudios de sangre en el laboratorio. Le preguntamos Robert y yo de qué eran, y nos dijo que no nos preocupáramos hasta que fuera un problema. Esto nos dejó algo angustiados. A partir de esa noche comencé a usar más crema para el cuerpo a cada rato, y pensábamos que sólo tenía resequedad, ya que la comezón se calmaba.

A la semana siguiente, me llama mi ginecóloga. Robert estaba trabajando. Todo lo recuerdo como si yo no hubiera sido quien contestó el teléfono, pero que veía por una ventana y no alcanzaba a escuchar ni entender todo. Solo palabras: lo siento mucho, colestasis, alto riesgo, exámenes, inducción temprana, monitoreos, ultrasonidos, crecimiento… nos citó a la semana siguiente para platicar. Haber ido al buscador en internet no ayudó para nada; la soledad tampoco.

Al comenzar el tratamiento me sentí más segura, y Robbie crecía como debía. A finales del mes de enero aprovechamos unos de los ultrasonidos de crecimiento y supimos que nuestro bebé era un niño. Todo marchaba bien. La colestasis intrahepática del embarazo es una condición en la que el hígado produce demasiados ácidos biliares, y el cuerpo batalla para desecharlos; el primer síntoma es la comezón o picazón. ¿Cuál es la cura? Dar a luz. Durante las siguientes semanas acudimos más seguido a consulta con mi ginecóloga, y a partir de la semana 32, dos veces por semana, comenzaríamos los exámenes de no estrés en el hospital. Estos exámenes monitorean los movimientos del bebé y sus latidos, y contracciones.
Después del cuarto examen durante la semana 33 de embarazo, nos vinimos a casa. Robbie estaba bien y todo marchaba como se esperaba.

La mañana siguiente, el día 3 de marzo del 2017, eran las 6:15 cuando desperté porque sentí que algo me pasaba. Se me había roto la fuente. Estaba muy preocupada y angustiada. Desperté a mi esposo, él estaba todo adormilado por ir a la cama tarde; llevó al perro a la calle mientras yo me cambiaba de ropa y trataba de llamar al número de emergencias de la clínica. Decidimos irnos al hospital.

El camino al hospital fue eterno. Sentía que perdía más líquido amniótico. Llegamos, el registro, paso a triaje, me dicen que tengo contracciones y tengo 2cm de dilatación. El doctor nos dice que me inyectarían esteroides para ayudar a madurar los pulmones del bebé, y que esperaba que por lo menos tuviera a mi bebé en el vientre por 24hrs, ya que es el tiempo que ocupan los esteroides para hacer efecto.

Nos pasaron a una habitación, y después de monitoreos, contracciones, epidural, y dos pujidos, ese mismo día a las 19:58 Robbie llegó a este mundo llorando, bendito Dios. Había en la habitación como 15 personas, todos preparados porque no se sabía cómo vendría Robbie. Gracias a Dios no necesitó de todos ellos. Tuvimos piel con piel por un rato, y luego lo llevaron a Cuidados Neonatales; en donde estuvo por 9 días más progresando poco a poco, hasta que lo dieron de alta el día 12 de marzo cuando vino a casa por primera vez. Esos 9 días fueron los más largos de mi vida.

La Colestasis Intrahepática del Embarazo es una condición poco conocida por médicos, y poco común. Hoy en día soy voluntaria de ICP Care. Ayudo a mamás a comprender por lo que están pasando. En nuestro grupo en Facebook ofrecemos apoyo, resolvemos dudas, y estamos ahí para las mamás, así como una vez lo estuvieron para mí cuando más necesitaba comprender esta condición.
Fui muy afortunada, ya que mi ginecóloga obstetra conocía sobre la colestasis. No todas las mamás con esta condición corremos con la misma suerte.

Para conocer más sobre ICP visita www.icpcare.org/es

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