El nacimiento de Antonio Rafael

Entre sesiones de boobie, cambio de nappies, y demás, siento que no tengo tiempo para escribir; a este periodo le llaman el cuarto trimestre. Si ya has pasado por aquí sabes a lo que me refiero, y si estás por pasar por estas primeras semanas con un recién nacido, déjame decirte que hay luz al final del túnel, todo mejora, y tu vida toma un sentido diferente y mejor. Si estás amamantando no te des por vencida, todo se hace más fácil. Pero bueno, déjame contarte sobre el nacimiento de Antonio Rafael.

39 semanas de embarazo. Lunes

Antonio no estaba con su cabeza para abajo. Ya mi ginecóloga me había recomendado realizar una versión cefálica externa (VCE), que es cuando mueven al bebé dentro del vientre. Ella me había dicho que podríamos haberlo intentado en la semana 36, que es cuando el bebé aún no está tan grande, y hay alta probabilidad de que la versión sea exitosa. Sin embargo, también había la posibilidad de que el bebé simplemente se regresara a la posición en la que estaba. No me quise arriesgar, todo lleva un riesgo. Así que tenía programada una cesárea exactamente a las 39 semanas de embarazo.

Todos los días antes de que llegáramos a las 39 semanas de gestación parecían eternos. Me daba miedo que se me rompiera la fuente y que comenzara labor de parto. De haber pasado, tendría que haber ido rápidamente al hospital porque podría haber perdido el líquido amniótico en un corto tiempo. Gracias a Dios no pasó. 

El día lunes 24 de agosto, justo a las 39 semanas de embarazo, me desperté temprano, me bañé y alisté para llegar al hospital a las 9am. Tenía programada cesárea a las 11am, pero como habíamos acordado, primero veríamos si era viable realizar la VCE. Fuimos mi esposo y yo con nuestra maleta al hospital, y con la silla del carro lista para nuestro bebé en la parte trasera del carro. Fue difícil decirle un hasta luego a Robbie. Es la primera vez que paso noches lejos de él. Se quedó en casa con su abuela de Michigan, Julie, quien vino a Chicago a apoyarnos.

Ya en el hospital primero me dejaron pasar, y después de un rato le dieron permiso a mi esposo para acompañarme. Después, me pasaron al que sería mi cuarto, y vino mi doctora para platicar sobre la VCE, y me comentaron que sería buena idea que me anestesiaran con epidural en caso de que la ECV no fuese exitosa; así estaría lista para ir al cuarto de operaciones y tener una cesárea. Cuando me pusieron la epidural cuando di a luz a Robbie no sentí dolor encima de los dolores de parto; esta vez estaba consciente de todo, y ¡oh, qué dolor!. Ya cuando estaba lista, vino mi doctora, junto con otra doctora más, y la enfermera para realizar el proceso de VCE.

Lista para el quirófano, aunque el proceso de la ECV fue en mi cuarto. También le habían dado a mi esposo el equipo de protección especial para que estuviese listo para cambiarse y acompañarnos.

Versión Cefálica Externa

Estaba nerviosa pero confiaba en mi doctora. Estábamos listos, escuchábamos el latido del corazón de mi bebé. Nos habían explicado que era normal que sus latidos se alentaran después de la versión, pero que había que esperar a que volviera a la normalidad en un tiempo adecuado, y de no lograrlo, me llevarían a quirófano. Comenzaron. Mi esposo tomaba mi mano, y cerré los ojos rezando para que pudieran lograrlo. Decidí abrirlos, no sentía nada debido a la anestesia. Vi a mi doctora con su cara roja, y haciendo mucha fuerza manipulando al bebé en mi vientre. No fue algo sencillo. Después de terminar, mi doctora volteó a verme y me dijo sonriendo: “Antonio is upside down, Michelle” (¡Antonio ya está boca abajo!), y de repente los latidos de Antonio estaban cada vez más lento. Ellas veían los monitores, yo tomaba fuerte la mano de mi esposo, orando. Sus latidos comenzaron a normalizarse, ¡y gracias a Dios el proceso fue un éxito! Después de celebrar un poco, mi doctora me dice que no pensó que fuéramos a lograrlo. ¿Puedes creerlo? Yo que me sentía tan confiada, y ella lo que dijo. Me sorprendí en verdad, pero le agradecí con el alma por haberlo logrado. La actitud sin duda forma gran parte de nuestros logros. Seguido de esto, rompieron mi saco amniótico, y me inducieron el parto. 

Espera y labor de parto

No recuerdo a qué horas terminaron la versión. Eran entre las 3 y 4 de la tarde. Estaba hambrienta y súper sedienta con más de 15 horas de ayuno, y al fin pude tomar agua y comer algo. No había más que esperar al progreso de mi labor de parto. Escuchamos música, podcasts, comimos snacks, mi comida del hospital, y de repente, el dolor de las contracciones apareció. El anestesiólogo estaba en el cuarto de operaciones y no podía salir para ajustar la dosis. Al inicio no era tan pesado porque tenía tiempo para recuperarme entre cada contracción, pero cuando estaban más cerca, y el poder del medicamento decaía, sentía que ya no podía más. Siempre he dicho que los dolores de parto se sienten como que te quieren partir por la mitad, ¡jaja! Después de tal vez un par de horas, o 3 días, el anestesiólogo regresó y ajustó el medicamento. Pude sentirme mejor poco a poco. Mi dilatación no parecía progresar, así que teníamos que relajarnos, seguir comiendo snacks, cenar, ver tv. Parecía eterno.

Al día siguiente. Martes.

Bueno, en las primeras horas del día siguiente, después de la media noche cerca de la 1am, fue mi doctora a revisarme, y dijo que ya estaba lista. También, me dio la noticia que había desarrollado preeclampsia; el tratamiento de ésta es dar a luz, así que ahí estábamos en el lugar correcto. Comenzaron a alistar todo, y exactamente a la 1:15am comencé a pujar… ¡con máscara! ¡Sí, con máscara! Así es dar a luz en tiempos de pandemia. Pujé por 3 días, o bueno, media hora, y Antonio llegó a este mundo a la 1:48am. Sentía que no iba a poder lograrlo. Le pedía a Dios que me ayudara. Tenía miedo, emoción, todo junto. Todo el temor se fue cuando mi pequeño lloró, y lo pusieron en mi pecho. Antonio Rafael Stephen nació el 25 de agosto de 2020 a las 39s1d, pesó 3.82kg (8lbs 7oz), y midió 49cm (19.3in).
Después del parto tienen que monitorear mi presión arterial muy seguido, así que tenía el monitor en mi brazo. Ese día martes dormimos un par de horas.

Un bebé a término

Mi experiencia con Robbie fue sumamente diferente. No sabía qué esperar con un bebé a término. Duermen mucho después de nacer. Luego de 24h toman y toman y toman teta. ¡Estábamos agotados, jaja! Gracias a Dios no tuvimos problemas con la succión. Pensamos que el irnos a casa sería un proceso rápido después de haber dado a luz. Sin embargo, debido a mi diagnóstico de preeclampsia, tenía que ser monitoreada por al menos 48h. 
El día miércoles tomaron muestra de bilirrubina a Antonio, y salió elevada. Dijeron que tomaron otra muestra en 24h, y por ende, no saldríamos del hospital ese día. Seguían monitoreando mi presión arterial, cada vez más espaciadamente. Realizaron otro estudio de sangre el día jueves temprano. Esta vez la bilirrubina estaba más elevada, y tendrían que pasar a mi bebé a UCIN para comenzar fototerapia.

UCIN

Sentí que mi mundo se derrumbaba. Ya quería estar en casa con Robbie, con su hermanito. Me partía el alma pensar en llegar a casa sin panza, y con los brazos vacíos. En mi mente tenía planeado que llegaríamos a casa con Antonio, y que grabaríamos la reacción de Robbie al conocerlo, intercambiarían regalos, y nuestra familia de cuatro estaría unida.
Se llevaron a mi bebé y en su lugar me trajeron una extractora de leche. Mi corazón y el cuarto vacío. Saqué leche, mi esposo la llevó ya que en UCIN sólo dejaban pasar a un padre a la vez (yay, COVID), y para que yo pudiera ir, tenía que ir acompañada de personal del hospital y en silla de ruedas. 
La bilirrubina baja con fototerapia, y cuando el bebé realiza evacuaciones. No querían esperar, y recomendaron suplementar con fórmula para ayudarle a su cuerpo a evacuar. Mi esposo me llamó para decirme lo que pasaba, y que a fin de cuentas sería mi decisión. Me sentí mal de pensar que mi leche no era suficiente para él, estaba triste, incompleta. Seguí extrayendo mi leche, Antonio la tomaba primero, y después le daban fórmula hasta que se llenara. Fui a verlo, platiqué también con los médicos y me explicaron el plan. Le darían la terapia por al menos 24h. A las 12h de haber comenzado revisaron su nivel de bilirrubina y había bajado, pero seguía la terapia y revisarian valores después de 6h más. Ese día me dieron de alta.
Fuimos a casa para llevar nuestras cosas y ver a Robbie. Robbie es muy comprensivo. Estaba emocionado, confundido, feliz de tenernos en casa. Le explicamos lo que pasaba y pareció comprender. No pude evitar llorar.

Viernes

Regresamos en la madrugada al hospital para llevar leche. Amamanté a Antonio, le dije buenas noches, y nos vinimos a casa. En la mañana, mi esposo llevó leche materna al hospital, y le dieron la buenísima noticia de que sus valores estaban en un mejor rango, y que podríamos tener a Antonio con nosotros ese día. Fuimos juntos por él, Robbie, y mi suegra también. Y como lo he dicho antes, con las manos llenas, y el corazón aún más, comenzamos nuestras vidas como una familia de cuatro.

Al día siguiente llevamos a Antonio a la clínica para su primera cita, en donde tomaron muestra de sangre para revisar la bilirrubina, y también revisaron su peso. Gracias a Dios había subido de peso, y su nivel de bilirrubina estaba en rangos normales. Volveríamos el día lunes para revisar su peso de nuevo, y después de ahí en una semana para evaluar su peso nuevamente. 
¡La leche de mamá sí es suficiente! En su estadía en UCIN fue donde recibió suplemento de fórmula, y gracias al cielo no la hemos necesitado más. Ya lo hemos llevado a su revision de un mes de edad, y va creciendo muy bien. ¡Valen la pena las desveladas, jaja!

La vida como mamá de dos niños es sumamente cansada, sumamente llena de amor y felicidad. Si eres mamá primeriza, o segundiza jaja, te daré estos consejos:

  • Fíjate muy bien de quien tomas consejos
  • No te preocupes por el desastre en tu casa
  • Come sano, mantente bien hidratada. Ten a la mano snacks fáciles de comer y nutritivos. A mí me gustan estas barritas, y también tener bananas porque son fáciles de comer.
  • Sigue tomando tus vitaminas prenatales
  • Si estás amamantando, no desistas. Recuerda que le estás dando a tu bebé uno de los mejores regalos que le puedes dar. Créeme, el camino se hace más fácil
  • Toma siestas cuando tu bebé tome siestas (heme aquí escribiendo cuando Antonio descansa)
  • Llora, desahógate. Platica con alguien que ya haya o esté pasando por esto.
  • Si tienes otros pequeños, recuerda que aún son niños, no te olvides de su edad. Aunque se ven tan grandes después de llegar a casa con un recién nacido
  • El intercambio de regalos fue una gran idea. Robbie le dio a Antonio una jirafita Sophie como la que él tenía cuando era bebé, y Antonio le regaló unos monitos de Batman y compañía (justo lo que él quería)
  • Documenta tu maternidad. Los días parecen largos, pero los meses se van volando

 Michelle | con limón, please

My First Pregnancy. Robbie’s Birth.

The first time I shared my pregnancy story was back when Robbie turned a year old. Robbie was born prematurely at 33 weeks. I also developed a pregnancy condition called Intrahepatic Cholestasis of Pregnancy (ICP). I wanted to share my story now on my blog, as June is the ICP Awareness month.

March 3rd, 2018.

A year ago at 6:15, I felt the world was crumbling down because I was afraid to lose my baby.

I was afraid to lose him since the moment we knew baby was in my womb.

To begin with, Robert and I didn’t know what was happening. We went to a clinic to have a pregnancy test taken, which came back positive. However, the doctor thought I had an hectopic pregnancy because I was bleeding. I was asked to come back in the following days to have blood tests done to check for my HGC hormone levels. This hormone normally doubles everyday during pregnancy. A couple days after my last blood work, the doctor from the clinic gave us a call and asked us to go to the ER to get an ultrasound and see what was happening because the hormone wasn’t going up as expected. Hectopic pregnancies are very risky. That day, my husband had to go to work, so his parents came from Michigan to be with us in the hospital.

After a long wait, when I finally had the ultrasound taken, it was possible to see a flickering on the screen. It was our baby’s heart! We knew then that Robbie had been alive for 8 weeks. Even though he was where he was supposed to be in my uterus, I was diagnosed with a subchorionic hematoma. They thought this was going to be the cause of miscarriage. They explained to us that it didn’t matter what I did, or what I stopped doing, it was likely to happen and it was not going to be my fault. There was nothing to do, but to wait. It was the early hours of the next day and it was time to go home. We were walking through a very long hall. My mother in law, Julie, was reading the discharge documents. Then she asks me if I was told that baby’s heartbeat was 176 beats per minute. It was then when I realised how much I loved him and I started crying! I didn’t want to lose my baby!

That night, Robert and I went to bed, we hugged each other and put our hands on my belly. We cried until we fell asleep.

The days went by, and I would tell baby with a huge pain in my heart that I would totally understand if he had to go, that we already loved him with all of our beings. But if he chose to stay, to hold on hard, very hard, so that he would be able to keep growing.

We had more than a couple scares. Four weeks later, when Robbie was 12 weeks, we went to a medical Center to get another ultrasound. The subchorionic hematoma was smaller, which meant it was dissolving! Also, baby was growing perfectly! The following weeks were easy. We’d see my belly grow, and we decided to share the news!

At the beginning of December, one day I started being really itchy in different parts of my body. That night was hard to fall asleep because I just wanted to scratch and scratch myself. My husband and I thought it was due to weather change, dry skin, and so on. The next morning I had a regular check up appointment with my OBGYN. She was about to leave the room when I mentioned this itchiness to her, and that I had even enjoyed to scrub my face that morning when I took a shower. She asked me if my feet soles and hand palms were itchy. I said no. She grabbed her laptop and ordered some lab tests and asked me to go to the lab afterwards. We asked about them, and she said not to worry until it was actually a problem; she thought it was nothing serious. Of course after hearing this we felt worried. That night I started putting more lotion on my body. We actually thought my itchiness was due to dry skin, because it would stop.

Next week, my OBGYN gives me a call. Robert was working. It was a Friday. However, my memory of it it’s funny, as if it hadn’t been me the one who picked up the phone. As if I had been looking at me from outside the window, not being able to hear and understand what the doctor was talking about. Just words: I’m sorry, cholestasis, high risk, tests, early induction, monitoring, ultrasounds, growth… she gave us an appointment for the next week to talk to us. Having gone to google didn’t help; nor being alone.

When I started treatment I felt more secure, and Robbie kept growing as he should have. By the end of January we decided to find out the sex of our baby during a growth scan, and that’s when we found out baby was a boy! Everything was going well. Intrahepatic Cholestasis of Pregnancy (ICP) is a liver condition where this one produces more bile acids, and the body struggles to get rid of them. The first and sometimes only symptom is itchiness. What’s the cure? Giving birth.

The following weeks I had more frequent check ups with my OBGYN. After week 32 I would have Non Stress Tests twice a week at the hospital. NSTs help monitor baby’s heartbeat, movement, and to see if I had any contractions.

We came home after the fourth scan at 33 weeks. Robbie was doing well, and everything was going as expected.

The next morning, on March 3rd 2017, at 6:15 I woke up because I felt something was going on. My water had broken. Y was so worried and distressed. I woke Robert up. He was so sleepy because he’d gone late to bed. He took Charlie, our dog, on a quick walk while I was getting changed. I tried calling the clinic emergency number. We decided to take off to the hospital.

The way to the hospital felt like ages. I was feeling I was losing more amniotic liquid. We get there, we sign up, then triage. Doctor tells me I have contractions and I’m 2cm dilated. He adds that I needed steroids injection to help baby’s lungs mature. He hoped for at least 24hrs more for baby to be in my womb, because that’s what it takes for the injection to work.

We then were in a room. After monitoring, contractions, epidural, and two pushes, Robbie came to this world at 19:58. He was crying, God bless. In the room there were around 15 people. They were ready to act since nobody had a clue of what Robbie was going to need. Thanks God he didn’t need all of them. We had skin to skin for a little bit, and then he was taken to the Neonatal Intensive Care Unit. He spent 9 days in the NICU, progressing little by little, and achieving his goals! He was released on March 12, and we brought him home for the first time. Those were the longest 9 days of my life.

Intrahepatic Cholestasis of Pregnancy is a disorder that it’s not well known, and it’s also rare. Nowadays, I’m an ICP Care volunteer. I help moms understand what they’re going through. In our Facebook group we offer support, solve doubts, and we’re there for other moms. I’m just trying to offer a hand just the way I had one when I needed it.

Robbie and I were the luckiest to have an OBGYN who knew about cholestasis. Not every mom is as lucky as we were.

To know more about ICP, go to www.icpcare.org